miércoles, 7 de diciembre de 2011

Lovely Rose [El deseo divino]






Capitulo-18                                                   -El deseo divino-








La maliciosa risa de Alois, se escucha por toda la sala principal… El rubio sentado en un sofá mientras tomaba tranquilamente un Té, sin que una malévola y ligera sonrisa se borrara de su rostro…



-(¿Ciel ama a mi prima?... Es una lastima, si él no quiere verme ni ser mi amigo, tampoco vera ni será amigo de mi prima…) –Ríe por dentro y posa la taza en un platito- (Es tal y como me dijo Claude… Que Ciel esta enamorado de Shinku y ella también de él… Pero, hasta que Ciel reconozca y acepte que yo tengo la razón, Shinku lo vera...) –Mira hacia donde estaba Sarah sacudiendo algunos cuadros- (Con lo que le dije a Shinku para reprimirla, es suficiente para que no quiera verlo…) –Suelta una risita traviesa y entrecierra sus ojos- Sarah… -La llama en un tono claro al verla-



-¿Si?... –Se gira a verlo sonrojándose-



-… -La observa con seriedad, mientras ella se acerca y se posiciona a un lado de él sin ver sus ojos- (Por otro lado… ¿Sera verdad que Claude quiere a Sarah? ¿Por qué la quiere a ella y no a mí? No es justo… Entonces ella será mía primero…) –Sonriendo con malicia- Acércate… -Susurra viendo su hermoso rostro-



-… -Se inclina levemente para acercarse más a él con timidez y cierra sus ojos- ¿Si Danna-sama?...



-Sarah ¿Tu amas a Claude? –Murmura frunciendo el ceño, viéndola de reojo-



-¿Eh?... –Abre sus ojos viendo el suelo- No… -Responde con un ligero rubor-



-Que bien… -Relaja sus facciones y sonríe, aunque no muy convencido- Recuerda Sarah, que solo debes amarme a mí y a nadie más… -Con esa singular sonrisa la observa-



-…Sí –Aún con su mirada abajo-



-¡Deja de evitar verme a los ojos! –Exclama molesto levantándose del sofá-



-Pero, Claude-san me dijo… -Decía antes de ser interrumpida-



-¡No importa lo que haya dicho Claude!... ¡Yo te ordeno que me mires! –Se pone en pie y frente a ella, la mira fijamente, frunciendo ligeramente el ceño-



-Sí… -Eleva su mirada, viendo por primera vez sus ojos- Ohh… -Asombrada del hermoso color de sus orbes se ruboriza-…



-Tú eres mía Sarah… ¿Verdad? –Se acerca más a ella con una leve sonrisa-



-Si… -Asiente mirando sus ojos con un brillo especial en los suyos-

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Era una tarde como cualquier otra… El joven Conde Ciel no dejaba de tener presente en su mente a la rubia de vestido carmín y ojos zafiro, por más que quisiera desaparecerla de sus más profundos pensamientos…

Mantenía las sospechas sobre Alois y su prima, pero era algo ilógico pensar en ello, aun faltaban muchas piezas o pistas, que dieran la respuesta que el joven conde buscaba. Todo era tan confuso para él, ya que, sentía que ese amor era natural, pero según su mayordomo no era así…

Como era común, tenía que atender sus deberes y responsabilidades que le correspondían como cabeza de la familia Phantomhive, entre ellas por supuesto que estaba complacer a su prometida Elizabeth, quien como era usual, lo visito sin previo aviso, y tenía que recibirla aunque ahora más que nunca no desee verla.



Degustaban el exquisito festín que Sebastian les había preparado, con los más finos ingredientes, era uno de los platillos más suculentos del mayordomo… Sentados en una mediana mesa solo para ellos dos, y Sebastian con su porte elegante algo retirado pero dispuesto a las órdenes de su amo, solo observaba discretamente…



-Ciel, me gusta comer contigo… -Comenta la rubia con una sonrisa- Es… Agradable… -En un tono suave y dulce-



-Sí… -Dice siendo seco, sin ponerle atención, mientras se lleva un bocado a su boca-



-Sabes Ciel… -Se sonroja mirando el plato de comida- Me preguntaba si te gustaría salir conmigo a… Algún sitio especial… Yo… -Sonríe con un rubor en sus mejillas al verlo-



-Sí… -Con desinterés sigue comiendo lenta y educadamente-



-¡Ah que bien! ¡Hace tiempo que no salimos juntos! –Exclama con emoción mientras lo observa y ríe cerrando sus ojos- ¿A dónde te gustaría ir? –Cuestiona mirándolo con una dulce sonrisa, tratando de animarlo-



-Sí… -Sin mirarla, siendo indiferente continúa comiendo-





Realmente Ciel, no estaba poniendo atención por que no dejaba de imaginar la agradable sonrisa de Shinku que lo tenia cautivado y muy distraído… Esto es notado por su mayordomo que solo frunce el ceño y afila su mirada al verlo…



-Ciel… -Lo nombra en un tono triste-



-¿Qué?... –Sale de su ensimismamiento al sentir una pesada mirada de Sebastian, haciendo una pausa al comer, y dirigiéndole su mirada a Lizzy-



-Tú… ¿De verdad… Quieres salir conmigo?... Yo, yo solo quiero verte feliz, por que… -Baja su mirada queriendo llorar-



-… -Suspira con fastidio, ya que no era la primera vez que tenia que hacer sentir bien a su prometida, que era sumamente sensible… Cierra sus parpados- Lizzy… Si quiero salir contigo…



-¿E-En serio?... –Con sus ojos brillantes, deja la tristeza a un lado-



-Así es… Después de todo, es mi deber… -Comenta con frialdad y continúa comiendo-



-Ohh…. –Vuelve su expresión triste mirándolo-





Después de la comida, Elizabeth es llevaba a casa en una carroza, siendo acompañada por su sirvienta Paula…



-(Ciel… Lo noto distinto) –Piensa al ver a través de la ventana, viendo frente a sus ojos azules, el recorrido de la carroza por la cuidad- (Es más frío que antes… ¿Por qué Ciel?... Me gustaría conocer, todos sus sentimientos y la verdad de lo que, siente por mí…) –Pensaba con un semblante afligido y preocupado-



-¿Señorita? –Interrumpe sus pensamientos Paula, al notar su angustia- ¿Se siente bien?... –Pregunta preocupada-



-Sí, no te preocupes Paula… -Sonriendo- Solo, estoy muy cansada.



-¿Esta segura?... –Mirándola con intranquilidad-



-Sí… -Sonríe con sus ojos cerrados- (Yo… A pesar de mis sentimientos, puedo sonreír, debo sonreír para no preocupar a nadie… Pero… Ciel)…



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La noche invade el cielo… Y Shinku aún sigue encerrada en su dormitorio, lo que preocupa severamente a sus sirvientes: Grell y Suiseiseki… Ellos deciden ir a averiguar que es lo que le sucede y por que no ha bajado a comer…

No ha salido en todo el día…



-Aún sigue aquí dentro…-Comenta Grell acercándose a la puerta-



-… -Suiseiseki pega su oído a la puerta y logra escuchar el leve llanto de su ama- Aún sigue llorando… -Murmura algo preocupada- Pero, la señorita Shinku se enojará, no le gusta ser molestada Grell-san… -Viéndolo de reojo-



-¡Pero debe salir de ahí! ¡Le hará daño no comer! –Eleva el tono de voz el pelirrojo-



-Yo no la molestare hazlo tú… -Mirándolo con el ceño fruncido-



-¡Aaayy maldita mocosa! –Agita sus brazos con un grito apagado- Bien… -Se acerca a la puerta-



-… -Se aleja de la puerta y asienten a la vez con su cabeza, como estando de acuerdo-



-Ehh… Shinku –Toca la puerta Grell- ¿Estas ahí?...



-…



Shinku no responde, pero deja de escucharse ese leve llanto…



-¡Señorita Shinku contéstenos por favor! –Exclama angustiada y algo desesperada Suiseiseki-



-¡Shinku! –Grita el demonio- ¡Voy a entrar! –Golpea con su pie la puerta y esta se abre a la fuerza-



Los sirvientes entran a la oscura habitación y logran ver a su ama viendo por la ventana siendo iluminada su figura por la tenue luz de luna, que entraba por la cortina que ella levantaba…





-Esta muy oscuro… -Dijo Suiseiseki con algo de temor escondiéndose detrás de Grell-



-¿A que han venido? Yo no los llame… -Con una voz baja y tranquila-



-¡¿Eh?!... ¡Oye has estado aquí todo el día y no has comido nada! –Reclamaba Grell-



-… -Permanece callada-



-Señorita Shinku… -Dice la castaña observándola saliendo detrás de Grell, para caminar lentamente hacia ella-



-… -Vuelve a llorar cerrando sus ojos- Tenías razón Grell… Duele –Con un tono entrecortado-





Grell se acerca a ella y Suiseiseki se detiene con tristeza… El demonio toma su hombro al estar frente a ella, mirándola con seriedad…



-¿Es por lo que te dijo ese mocoso rubio no?...



-S-Si… -Responde sin dejar de llorar-



-¡Eso no es verdad! –Habla en un tono fuerte la castaña-



-Sí, es verdad… -Sigue derramando lagrimas- El no quiere verme… Y yo… Lo único que deseo es verlo…



-… -Grell saca un pañuelo y se lo da- Vamos… No llores… No te vez nada linda… -Mira a otro lado con disgusto- A ese niño Ciel, no le gustaría verte así…



-Ni siquiera quiere verme Grell… -Seca sus lagrimas con el pañuelo blanco, cerrando sus parpados-



-¡Usted puede ir y descubrir la verdad señorita Shinku! –Exclama la castaña-



-No, Alois no me mentiría… El es mi primo… -Con una expresión afligida en su rostro deja de llorar-



-¡No es así! –Niega Suiseiseki frunciendo el ceño molesta- Yo… ¡Yo lo investigare ya vera! Mañana por la mañana iré a la mansión Phantomhive…



-¿Qué te pasa niña? Solo eres una simple sirvienta, no puedes entrar por la puerta, como si fueras una invitada de honor… -Dice el pelirrojo con una burlesca sonrisa al verla-



-¡Tu me llevaras! Pero… Entrare por el jardín… Y hablare con los de mi nivel –Lo mira- (Además quiero ver a ese niño rubio… ¡Debo saber su nombre!) –Piensa Suiseiseki, sonrojándose-



-Haz lo que quieras Suiseiseki… Pero nada me hará creer lo contrario, y no pienso salir de aquí… Déjenme sola… Y ya no vuelvan hasta que yo se los pida… -Con sus ojos cerrados se dirige a su cama-



-¿Eh? ¿No tienes hambre? –Cuestiona el demonio preocupado-



-¡Váyanse! –Ordena en un tono firme y enojada-



-¡Si! –Exclaman al unisonó y salen de la habitación rápidamente, y Grell se encarga de colocar la puerta en su lugar-



-(Ciel… Necesito verte…) –Piensa la rubia con una mirada afligida al sentarse en su cama-



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El ángel de blanco que había estado vigilando a Shinku y Ciel, se encontraba en pie cerca de un barranco con vista a la mansión Phantomhive, con una tenue sonrisa en sus labios llena de satisfacción y una pacifica mirada…





-Cada vez falta menos para salvar esas almas… -Se dice a si mismo, mientras unas lagrimas de felicidad se resbalan por sus mejillas, sin borrar su sonrisa- La purificación se acerca… “El” solo desea salvarlas… Y poco a poco esta siendo posible… Pronto sus almas serán una y serán inmunes a la suciedad, todo gracias al anillo hecho por la reina del cielo, formado con los más profundos sentimientos, y la piedra, que es un trozo de su inmaculado corazón… Capaz de enamorar y purgar almas que en un principio fueron una sola, pero por venir ala vida humana fueron separadas… Siendo unidas por un lazo invisible entre sus corazones, que al estar juntas iniciaran la divina salvación… Aun recuerdo ese día, en el que por orden celestial puse el anillo en un sitio que pronto Shinku visitaría… -Comienza a recordar-





El ángel seguía desde el cielo a Shinku quien ese día salía de compras con su mayordomo… El se encarga de dirigir su alma y cuerpo a aquella tienda donde hace aparecer entre el resto de anillos la sortija con la piedra de rubí incrustada, para ser sutil con las almas que deseaba salvar, ya que si era así, el poder seria mayor…






Manipulando con permiso de dios, la mente de la señora dueña de la tienda, para que esta viera ese extraño y poderoso anillo como uno más, logra así llamar la atención de Shinku y haciéndola comprar y colocar en su dedo ese misterioso anillo, sonríe sintiéndose victorioso.






-(Perfecto…) –Pensaba mientras la veía irse con el anillo puesto, que aun desconocía todo su poder- (Esto es perfecto, el amor los hará olvidar ese sucio deseo de venganza que mantienen, el cual solo mancha su valiosa ánima… Y así serán salvados) –Con una sonrisa y emoción, vuela hacia lo más alto del cielo, desapareciendo entre las nubes-




Termina de recordar con sus ojos cerrados…



-Solo… Es cuestión de tiempo, pero… -Frunce el ceño- Esos demonios, siguen ahí, debo deshacerme de ellos, pero es más importante aniquilar y hacer volver al infierno a uno en especial… Sebastian Michaelis… Te mantengo vigilado asqueroso y vil demonio… -Masculla lo ultimo afilando su mirada al distinguir desde lejos al demonio, quien salía de la mansión acompañando a su amo, con un rostro serio-



Sebastian aun a distancia percibe una incomoda mirada hacia él, y gira su mirada hacia lo lejos donde se veía un barranco pero este lucia completamente solo, sin alguna presencia, solo observa con recelo…



-Sebastian… -Lo llama Ciel estando apunto de subir a la carroza-



-Si... –Leve reverencia y lo sigue-



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