lunes, 24 de marzo de 2014

Hilo Rojo [Capitulo-5]









                        Capitulo- 5 









Es una tensión creciente la que hace respirar entrecortadamente a Vicky. Sus pulmones y garganta se contraen.
Enseguida busca dentro del bolsillo de su mandil, su “Inhalador”, y llevándolo a su boca puede entrar el aire, pero un ataque de tos incontrolable, se hace sentir. Cubriendo su boca con su mano, se avergüenza y retrocede. Consiguiendo las miradas curiosas de algunos comensales, entre ellos…Gabo.

—Oye…

El joven no puede evitar ponerse en pie para verla de cerca.

—¿Estás bien?

Vicky hace un esfuerzo por dejar de toser y tocando su pecho, logra respirar profundamente, viendo al joven ante ella.

—Sí. Me pasa a menudo. Nada de qué preocuparse. —le muestra una sonrisita.
—Bueno…

Con una amplia sonrisa, regresa a su lugar frente a la comilona de Grey. Quien no muestra ni el más menor interés.
Gabo ha roto la tensión y le ha inspirado confianza. Así que Vicky se posiciona cerca de su mesa guardando su inhalador en el mandil.

—Disculpa… tú, ¿conoces a…?

Baja su mirada. Ni siquiera sabe su nombre. Que torpe.
Siendo gentil, Gabo le presta atención, como si se tratara de una amiga. Algo normal en él.

—¿Ajá? —espera que termine de formular su pregunta.

—¡Habla ya! —pierde la paciencia Grey, exaltando sus ojos.

Después de todo también está presente.

—Disculpen… —cabizbaja— La verdad, no conozco a ese hombre, pero sé que es su amigo, y bueno…

«¿Qué estoy haciendo? Debo parecer una idiota. »

—¡Ah! ¡Ya se! —chasquea sus dedos el joven— ¿Quieres decir Pepe no? —atina.
—¿Co-Cómo lo sabes?
—Bueno, siempre las chicas me preguntan por él. Y sí, es mi amigo. Mi mejor amigo de hecho. —con orgullo.

Los parpados de Vicky se abren de más, y boquiabierta lo observa. Sin poder dejar de verlo.

—¿Quieres su número cierto? Siempre es así… a ver. —voltea a ver a su novia, quien lo ignora con su boca llena de comida— Grey, préstame tu bolígrafo.

Como respuesta solo clava su mirada en él, diciendo así “no”.

—Por favor. Anda… sé que lo llevas a todos lados junto con tu pequeña libreta en tu bolso.

Sin pronunciar una palabra le pasa su bolígrafo junto con su libreta de apuntes. Y la abre justo en una hoja en blanco. Gabo escribe el número del celular de José, y como un extra, su dirección. Al notar esto, Grey hace una pausa al comer para murmurarle de cerca.

—¿Qué crees que estás haciendo? ¿Estás loco? ¿Cómo puedes confiar tan rápido en una desconocida?
—No creo que sea una completa desconocida. —susurra sin quitar su vista del papel— El otro día… —baja más el volumen de voz, aproximando más su cara a la de Grey— Vi como Pepe no dejaba de verla. —le guiña un ojo sonriente.

No muy convencida, y negando con su cabeza, Grey vuelve, y termina su platillo. Restándole importancia al asunto.
Vicky, pudo escucharlos mas no entender lo que decían entre ellos. Recibe en su mano un papel bien doblado.

—Ahí tienes amiga. El número de celular y su dirección.

Regresa al pasillo que conduce a la cocina, deteniéndose para recargar su espalda en la pared, desdoblando poco a poco ese papel, con sus manos temblorosas, y observa detenidamente el número y dirección. Sintiendo la tentación de marcarle de una vez, pero al mismo tiempo, los nervios se desenvuelven en su interior.

—Por primera vez, veo que ha violado nuestra ética. Eso da mala reputación e imagen a nuestro restaurante… señorita Victoria.

La varonil y suave voz de Akiva.
Sufriendo un sobresalto, la joven lo mira y con ansiedad intenta guardar rápido el papel.

No está en posición de decir algo, solo de bajar su cabeza.

—Estaba relacionándose con un cliente, más allá de lo que requiere un buen servicio. ¿No es así?

Da un paso hacia ella, quedando cara a cara. Tan cercano que Victoria puede percibir su respiración.
Akiva coloca su mano derecha contra el muro y mira sus ojos, pero Vicky los cierra intranquila y tratando de controlar su respiración… ¿O sus emociones?

—Que no se vuelva a repetir. —va disminuyendo su volumen y sonríe— Me extraña viniendo de usted.
—Sí, discúlpeme. —se aparta yéndose de vuelta al trabajo.

Akiva guarda una vez más, sus ganas de besarla, por respeto.





En medio de la soledad y el silencio de la noche. José transcribe otra de sus composiciones. La oscuridad no es problema, una lámpara de luz blanca, lo acompaña en su trabajo.
De cuando en cuando, revisa su escrito, y vuelve a su guitarra acústica, probando algunas notas que le puedan servir, siguiendo la secuencia y resonancia. Tan concentrado, tan ocupado y dedicado.

El sonido del tono de su celular taladra sus oídos. Sacándolo violentamente de su entorno musical.
Pobre desafortunado, el que está llamando. José se ha dignado a contestar, pero viendo un número que no viene en su directorio, se detiene, y lo deja pasar.
Tras unos instantes el silencio y paz vuelven a él, retomando el viaje. Su composición va muy bien.

Otra vez su celular ruidoso, escandaloso. Perdiendo su concentración y también su tolerancia. Preguntándose ¿Quién es? Esta vez lleva a su oreja el móvil. Sentado y aun sosteniendo su guitarra.


—¿Quién mierda eres? ¿Y cómo es que tienes mi número? —en su voz se distingue su disgusto.
—Eh… lo siento.

Una voz de mujer, que no logra reconocer. Lo que despierta su curiosidad, sin dejar de buscar el rostro relacionado con esa voz, en su mente.

—Tampoco te conozco. Aunque… ahora sé que te llamas José.

No es una admiradora, puesto que apenas sabe su nombre, y esa voz… esa voz…
Claro… “Son galletas de la suerte. Dentro de ellas encontrarán un mensaje”. Es esa chica del restaurante, la que se ha estado encontrando varias veces, a la que defendió. No… imposible ¿Cómo va a ser ella? No se conocen, por lo tanto es ilógico que tenga su número de celular.

Al no estar seguro, prefiere sellar sus labios. Esto es como para volverse loco.
Sin atreverse a colgarle, algo dentro de él, le exige que siga escuchando.


—Solamente te hablaba para…
—No sé quién seas, y no me interesa. Tampoco sé cómo conseguiste mi teléfono. Ahora mismo estoy muy ocupado, como para perder mi tiempo contigo, ya no quiero que se te ocurra volver a hablarme ¿De acuerdo?.
—Pero…
—¿Acaso es una “bromita”? No quiero que me molestes. Te lo advierto, no sabes con quien te estás metiendo.

Cuelga.

Arroja su celular sobre su escritorio y con el entrecejo arrugado, empieza a rascar con suavidad las cuerdas de su guitarra. Sabe que así se relajará.




¿Lo mejor es dejarlo en paz? Tan solo desea agradecerle. Quizá deba  verla en persona. El tono en el que José se dirigió a ella no se compara al tono y trato que recibe de su esposo. Por eso, seguirá insistiendo, algo le dice que siga insistiendo que no se dé por vencida.

Su día libre lo toma para ir a buscar a José hasta su casa, a pesar de no estar segura si esté en casa o no. Es un riesgo que tiene que tomar.
Llega en taxi. Encontrándose con Gabo, lo puede ver  más delante de su camino, como si tuvieran el mismo destino. Quiere gritarle, correr para alcanzarlo, pero son acciones, que no puede hacer, por su padecimiento.
Lo alcanza cuando Gabo está ante la puerta de barandal mecánico de seguridad. El joven, parece estar hablando a través de una bocina expuesta, a un costado del portón de rejas que se abren deslizándose automáticamente, y Vicky toca con las puntas de sus dedos su hombro.

—¡Hey! ¡¿Qué onda?!


Saluda con júbilo, el moreno. Girándose para verla de frente.

José ya espera a su amigo en la sala, preparando dos vasos de cristal y abriendo con tranquilidad, una botella  nueva de Whisky. Unos pasos aproximándose lo hacen levantar su vista. Y la expresión en su rostro cambia rotundamente. Ahí está, su gran amigo.

—Tú… y…





También es día libre para Akiva. Estando en su casa aguardando como de costumbre, la visita de Vicky. Revisa el reloj, y una preocupación se apodera de él. No es nada normal, que Victoria no haya venido a la hora de siempre. Es inevitable para él, coger su celular para llamarle a su empleada. Sin importarle, que le había dicho que solo le marcaría en una emergencia.


José no les ha quitado la mirada de encima a Gabo y Vicky.

—¿Se conocen?
—Eh… algo así. —responde su amigo, inseguro.
—¿En serio? ¿Cómo se llama? —arruga su frente.
—Eh…

Gabriel gira su cabeza hacia su nueva amiga, como buscando una escapatoria, una “ayuda” de su parte.
El móvil de Vicky sonar. Los salva.

—¿Hola? —contesta la chica de inmediato— ¿Akiva? ¡¿Pasa algo?! ¡¿Está todo bien?!

Vibra en su oído una risa suave y profunda.

—No…no pasa nada, en lo absoluto. Solo… creí que vendrías a mi casa ¿Te encuentras bien? Pensé que, quizá te había sucedido algo…
—Estoy en perfectas condiciones.

José ignora lo que habla la chica, y se sirve un trago de Whisky. Enseguida lo siente correr por su garganta, soportando sus ganas de echarla de su casa ¿Por qué se aparece aquí? Y no es la primera vez que la ve. ¿Quién es ella?.
Gabo incomodo permanece inmóvil ahí parado a un lado de la joven.

—Lo lamento de verdad. Pensaba ir más tarde a su casa…
—No hay problema, yo comprendo. Como te decía… creía que te había pasado algo, pero veo que estás bien. Eso me deja tranquilo… pero, cuídate.
—Sí.

Con su cabeza gacha, guarda su celular, y se percata que entre Gabo y José existe una tensión, una tensión que dispara la mirada de Pepe directamente a los ojos de su amigo.
Sabe que probablemente él tuvo que ver, para que esa mujer este aquí.

—Quiero que se vaya.

Siendo preciso José.

—Pero, ella…
—No me interesa. Es una descarada ¿Y la traes a mi casa? ¿Qué sucede contigo güey?
—Vamos güey, no seas así. Es una buena chica.
—No la conozco. —posa con fuerza el vaso de vidrio vacío en un mueble cercano.

El sonido de unos delicados pasos, son cada vez más cercanos para José.

—Lo lamento. No fue mi intención, molestarte, ni causar esto.

Suena la fina y profunda voz de Vicky.
José succiona un poco sus mejillas hacía adentro, con altanería, alzando su barbilla al mirarla.

—Yo solo quería decirte…gracias. —mirándolo tímida—Gracias, por defenderme. Me gustaría saber cómo podría agradecerte ¿Qué hacer para..?
—Dejándome en paz.
—En…Entiendo. —cabizbaja.

¿Por qué le parece “insuficiente”? Quiere darle más.

—Ahora vete. —pone sus manos contra los hombros de la chica, y le da vuelta, empujándola suavemente obligándola así, a caminar.

Gabriel viendo esto, se entromete sin  poder evitarlo.

—Güey no te pases. No está haciendo nada malo. ¿Qué te hace?

Yendo tras él. Sin obtener respuesta.
Llegando a la puerta, José la abre con una mano y con la otra le da un empujón a la frágil Victoria, expulsándola de su casa.

—Pepe, te estás pasando ¿Qué no lo ves? Es una mujer.
—Una que no conozco, y es molesta.

La chica avergonzada se marcha viendo abajo.

—Güey…

Se miran fijamente un momento.

—¿Qué te pasa? Andas muy raro, tú nunca…
—Largo.
—¿Qué? ¿Yo? —se apunta a sí mismo.
—¡Sí, largo!

Lo avienta afuera de un impulso con sus manos y resuena un portazo.

Acabaron con la única pizca de humor que le quedaba.



Encontrándose con la soledad y el silencio de su habitación. José, se dispone a terminarse esa botella de Whisky.
¿Qué era lo que había sentido? Su corazón, se sacudía violentamente, tan violentamente que hasta dolía. Como si una capa de hierro que lo había estado protegiendo desde su último romance, se estuviera quebrando. ¿A causa de que, y por qué?

¿Quién es esa mujer? Que como fantasma se le ha estado apareciendo en todas partes, y sigue dando vueltas en su mente.
Su fiel amigo…el alcohol, le ayudará a olvidar, y vaciar su mente, por el momento.

No quiere caer, no puede caer, no debe caer…una vez más.



Al salir del portón de seguridad. Gabriel llega a Vicky.

—¡Oye!

Su grito la hace parar y darle la cara.

—Disculpa a mi amigo, el así es. Malhumorado, mal genio… tú sabes.
—Lo entiendo. No tienes que preocuparte. —su expresión dice otra cosa.
—Ha pasado por tantos problemas. Por tantas decepciones, traiciones, que… le es muy difícil, confiar en alguien. Por eso no tiene novia —se le resbala de la lengua.

Eso atrapa el interés de Vicky. Quedando enmudecida.

—Bueno, no te quito más tiempo —suelta una risita— ¡Oh cierto! —toca sus labios— ¡Grey! Debe estar enojada, le prometí… —voltea a verla, resaltando su sonrisa— ¡Adiós, te veo luego!

Se va dando grandes zancadas, hacia dónde había dejado estacionado su coche.

«Le es difícil…confiar en alguien. Eso debe ser tan…amargo »

Existe una conexión entre los dos. Ya que Vicky logró sentir, y comprender como si hubiera vivido todas esas traiciones, decepciones, todo ese dolor. ¿Debería ayudarlo? Pero si ni siquiera lo conoce. Algo la quiere halar hacia él, algo…la quiere obligar a hacerlo. La ata, la atrae… con más fuerza, aunque no quiera, tiene que intentarlo.

Su siguiente día libre, lo aprovecha para ir a buscar a José. Al estar componiendo, tuvo suerte porque ahí se encontraba, pero ignora el llamado del portón de seguridad. Y teme que sea quien está pensando y lo atormenta.


—…Por favor, soy yo. La chica del otro día, la que vino con tu amigo. Solo quiero…darte algo.

Continúa hablando por la bocina del portón de seguridad sin respuesta alguna.

—Por favor…

Lo esperaba…que no la dejara entrar. Por lo que, opta en infiltrarse de todos modos. Hay una fuerza que la sigue atrayendo, y es irresistible, incontenible, imparable.
Hace el intento por trepar la barda que protege el frente de la casa, al usar esa falda a sus rodillas y zapatillas, le es difícil el ser flexible. Resbalándose y cayendo al suelo, sin éxito alguno. Vuelve a intentarlo, y consigue pasar del muro, pero se da un doloroso golpe adentro del territorio de la casa. Sin importarle que se ensucie su elegante ropa, se pone en pie con esfuerzo.

« ¡Lo logré! » Festeja dentro de ella, esbozando inconscientemente una sonrisa.

Ahora trata de abrir una ventana pero es inútil, no cuenta con la suficiente fuerza o habilidad. Además será imposible usando solo sus manos.

El entrar sin permiso, ha hecho que la alarma de seguridad suene dentro de la gran casa de José, en cada rincón. Volviendo a desconcentrarlo.
Se supone que debería llamar a la policía, pero sabe de quién se trata, ha escuchado su voz, a través de la bocina.
Incorporándose con un gesto que refleja su rabia, camina a pasos pesados, hacia la escalera.
Bajando los escalones de prisa, a sus oídos llega el sonido de unos golpeteos insistentes de una de las ventanas amplias de la planta baja. Sin dudarlo va a afrontar a esa mujer, de la cual ya se está cansando.

Sale de su casa y la encara, clavando su mirada en sus ojos.


—¿Qué crees que estás haciendo aquí? ¿Quieres problemas? —exaltando sus ojos— Ah, cierto… eres también tú, la que me llamo al celular ¿verdad?.

Vicky le mira viéndose dispuesta, determinada, y se le nota en su mirada. No logrará intimidarla, ahora sabe el porqué es así.
Sin contestar, enlaza sus brazos a su cuerpo, uniendo su mejilla con la contraría, sonriendo de placer. Sintiéndolo tan cerca…tan cerca, que por esos segundos, José calla, y ambos experimentan una sensación plena, como si un lazo los estuviera rodeando y rodeando hasta ajustarse en ellos, aferrándolos, aprisionándolos, sin dejarlos moverse.
Hasta que eso se rompe, mas no la unión.

—Vine… a verte José.

—¿Pero qué…? ¿Estás loca? ¡Aléjate! —la separa con su mano y mira sus ojos directamente— Escucha…vete, o llamaré a la policía. 





.

2 comentarios:

  1. SFSASDSDDFGDHGBDNRTHVDBCVHM!!!!!!!!!! Ah!!! me encantooo!!! *__*
    no te hagas jose tu tambien estas sintiendo algo por ella ¬u¬ yo lo seee~~~~~
    jajajaja Amo a Gabo :D es muy enérgico y gracioso <3
    Vicky se volvio lokilla :v se infiltro a la casa de jose sin persmio :o es soprendente ya que no tiene ni tanta fuerza como condicion fisica :\
    Akiva se va dar cuenta que vicky esta buscando a pepe :D ya que hoy no fue a su casa jaja aww vicky tan tierna abrazo a pepe y el la rechaza :\ son como Gabo y Grey en sexos opeusto :D (??) ok no XD
    se esta poniendo buenoo!! espero la continuacion con ansias *__*

    ResponderEliminar
  2. wooow que padre... me encanto... jejeje me sorprendió el hecho de que pudiera escalar esa barda, ya que su enfermedad no se lo permite mucho.... hay y Pepe que se hace si bien que le gusta... y bueno si bien no lo ha dicho, empieza a sentir lo mismo que ella no?? :D jeje en serio me encanto el capítulo, ya quiero leer el siguiente.... Por favor no tardes mucho, por que enserio me encanta leerla xD

    ResponderEliminar

¡Gracias por leer!. Puedes comentar no importa si no tienes Blog, comenta como Anónimo, o pon tu nombre y el link de cualquier pagina, ahí te da opciones el Blog. Recuerda tus comentarios son gratificantes e importantes para mi :)